jueves, 30 de abril de 2009

Yo

Soltando las riendas
de un carruaje de viejas ruedas
nonjugando notas en las liras
de sueños que viajan en tranvías.

Que la voz del viento
y los brazos que ahora siento
me evocan al inicio del cuento
provocando un silencio violento.

Veo en mis manos el trabajo
en mis ojos la juventud que tajo
el soplo perdido en mis labios
mi terquedad en mis paralelos oidos.

La ola, sin sonido, golpea en el risco
y doy al sentido de la vida un mordisco.
Qué amargo el sabor
cuando dulce el sueño de verdor.

Por que el horizonte pinto de color
cuando ya se ha perdido el aroma de la flor
la alegría de la amistad, y su sabor
y lo poco que me queda es la ilusión del amor.

Y miro en el lago que sigo
que vivo, que persisto.
Aunque no se persigo
corro cual poderoso galgo.

Tímido ante lo desconocido
me arrojo a ser un poco más...extrovertido.
a pensar que por más triste hay algo divertido
algo que ante mí sigue escondido.

Para mi yo importo
soy solo un tonto
que en el cielo prendió un foco
el cual se alejó como un globo.

Y aquél grano que de mi sal brotó
es lo que, como Quijote, me alborotó
como violín y llanto me inspiró
y en un rayo de luz dibujado en papel oscuro mi voluntad fijó.

Y allí voy yo
a lo que ayer creé y hoy no sé
arriesgando lo poco de mí
por una chispa de saber vivir.

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