Tu no eres suplicio
mucho menos desprecio
llenas cual sórdido río
los ricones del hombre brío.
Pues con tu sabia existencia
lavas y redimes de la retisencia
a todos los animales
de corrales sociales.
Por que eres algría anómala
soñadora y megalómana
es por ello que temen
y en consecuencia te lisonjeen
los que enajenados por sandeces
creen que tu nunca pereces.
Mi amada pequeña niña
no abandones a la viña
de donde brotan flores
y suculentos manjares.
Deja que disfrute entera
cual jugosa ternera
de tu vital seno materno
y disfrutar un instante eterno
en los brazos de mil noches
de todos y cada uno de tus colores.
No me importa el que dirán
los amigos del sacristán
yo contigo me quiero cazar.
Y en tí claramente crear
un horizonte ligero
donde el espíritu fiestero
goce abundantemente
hasta la mañana en que llegue la muerte.
Y que importará la huesuda
si ya te viví toda desnuda.
No temo a que llegue el fín
pues moriré como un querubín
inexplicablemente felíz
por no dejar ningún desliz.
Como aquellos que no quisieron salir
y junto con nosotros reir.
Pues cuando sus estrellas se apaguen
no habrá nadie a quien le paguen.
Porque ahora ya nunca sabrán
lo que los que quieran conocerán.
miércoles, 29 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario