Chinga tu madre, pendejo
vaboso, estúpido, puta
piruja. Que hermosa es la palabra.
La sutil denostancia
del alma y su sustancia.
Estalactitas de pasión
impregnadas de verdadera emoción.
Liberador es gritar con ímpetu al cielo
¡Chinga tu madre pinche pendejo!
Deja rienda suelta a la lengua
y con el corazón humano pacta una tregua.
Un hormigueo bélico desde la punta de la lengua
que culmina con una explosión
que fluye y retorna como el agua
a un bosque de formas extrañas.
¡Oh! compañeras de dolor
hermanas de un universo sin compasión.
Que bien le viene al hombre lleno de rencor
el insulto cargado de éxtasis y sensación.
Que gran error cometen aquellos que te niegan
tuertos, mancos, cojos vacios de existencia.
Pobre de ellos cuando se den cuenta
que no importa que tanto te retengan
tarde o temprano llegan a las puertas de tu residencia.
Sabroso es aquello que algunos llaman porquería.
Por que en momentos de efusividad
cuando uno es verdaderamente humano
¿Quién chingados no la querría y la disfrutaría?
Levanta triunfante el vuelo y esparce en la sociedad
tu fructuosa semilla de vilidad y maldad
y forja tus raices en tierras enfermas de bondad.
¡Oh! hermanas de dolor, soledad, odio y pasión
vuelvan como soldado vencedor
a inspirar al hombre y a la mujer
a decirse mutuamente y de manera hiriente
¡Vete a la verga patetico lector cabrón!
miércoles, 29 de abril de 2009
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