viernes, 1 de mayo de 2009

Ciudad

En este caso no quiero hablar
quiero con mis palabras pintar
y...digámoslo así, recrear
los límites de mis ojos ante mi ciudad.

Cada día pasa, como pasan las horas
como pasa el aroma de las rosas
como pasa la mistad y sus borracheras locas.

Pero como ya te lo dije
haré a lo que vine
y no más, mi no conocido fetiche.

Si vives en Guadalajara
o llegas a venir de pura chiripada
fija, atenta, en las calles tu mirada
cuando estes en el centro. En la explanada.

Oirás hablar de grandes héroes
sus hazañas y diferentes roles
¡Claro! a la vida hay que ponerle colores.

Pero tras estas, bien decoradas, bambalinas
pasando el tumulto de cortinas
entenderás el porqué de estas palabras vespertinas.

Calles que caminamos y ensuciamos
en el suelo los ancianos
en esquinas niños no mimados.

Hombres: Cansados, estresados,
preocupados, castrados,
demacrados, maquillados
Y si pobres. Mutilados.

Pero...si el tiempo se pierde
y este bloque de concreto
tan solo se detiene.

Y el que ve, se pierde en la noche
y el que camina pierde una pierna
y a la mujer bella le da lepra
y el mendigo con un techo
y el rico se da cuenta de lo absurdo del dinero
y el que tiene dios se abandona en un bosque.

Esta ciudad sería más humana
menos mecanizada y culturalizada
solo para con uno y para con el otro.
¡Nada de hipocresías!
Sí, viviendo una verdadera vida.

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